que se dilata con tu mirada,
en mis ojos atraviesa la memoria
con su andar clandestino
y detiene su peregrinar
en la clausula de la melancolía.
¿Hace cuanto tiempo fue que nos fuimos?
Ahora divisamos que divisamos el mundo
caminos trazados con el carboncillo
de nuestro destino,
pienso que hay una gran posibilidad
de estar equivocados.
Abrazamos nuestro inventado planeta
con nuestra existencia paralela y meridiana,
la licuamos y la dejamos correr
como el desperdicio de nuestra conciencia.
No estoy solo ni vacío ni acorralado,
soy un sorbo de buen vino que ha encontrado su catador.
Es de luz y la noche de la Luna entra por mi ventana,
se cuela como polvo por mis fosas
amanece en mis adentros una rabia contenida,
las fauces se estiran hasta el pecho
donde estoy refugiado desde hace tiempo.
Cuando duerma, quiero volver a ser la sangre
de tu hambre vampiresa,
bébete mis sueños, hay veneno en mí
para acabar con tu malignidad prematura,
yo aún tengo la vida eterna
en las constelaciones de su alma,
Memoria, me moría y sobreviví.
© Ulises Casal
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