Inmóvil, con sed de matar, con este aire que raspa,
cuando hay palabras cancerígenas
que carcomen mis oídos y mastican por dentro,
que se expanden por toda la sangre
y te convierten en un homicida fantasioso.
Tengo las manos temblando de ansias;
quieren marcar sus huellas digitales
en alguna garganta que aún me grita en secreto.
Siento mis venas queriendo escapar de mi piel.
Veo mis uñas mordidas y muertas.
Me siento asesino y asesinado,
tengo navajas clavadas en mis pulmones,
casi vacíos o llenos de nada, corrompidos;
cortaditas en los labios, marcas de mis dientes;
ojos rojos, exprimidos, desgastados.
Estoy con hambre de gritar y con sed de sangre,
sangre tibia que imagino muerta,
muerte provocada por el cáncer de las palabras
cuando el aire me raspa y provoca esta sed
que no se calma porque me mantengo inmóvil.
© Ulises Casal
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