Cuídate de mí,
por que ya sea en mis ojos o en mi voz
se te puede escapar el pensamiento,
dentro de una alcoba para dos
en un momento que se lleva el viento.
Cuida tus pasos,
porque tras mis huellas hay un respiro
y delante de ellas una pisada hundida
y sobre esa un corazón y un suspiro
y entre respiro y suspiro, yo como hoja perdida.
Cuida tu almohada,
porque tal vez en ella deje parte de mi pecho
e imagines en él tu rostro dormido
y al despertar olvides mirar el negro techo
por buscar en la almohada a quien no está contigo.
Cuida tu espejo,
porque tal vez en tu imagen veas la mía
y me hables y grites y no te conteste,
y gotee sobre tu mejilla la melancolía
en una tiesa lágrima cuando pase por tu mente.
Cuida tu voz,
porque tal vez repitas tus palabras
a cada hombre que a tu puerta toca,
esperando que yo aparezca cuando la abras
y la cierre para beber de tu boca.
Cuida tus sueños,
porque en ellos puedo estar aunque no quieras,
tal vez en un abrazo o en la sencillez de un beso,
o en una postal que no logrará ser verdad,
porque nunca será en vano un tierno rezo
que busca que el sueño se haga realidad.
© Ulises Casal
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