No caigamos de nuestro cielo,
ni de mis pasos ni de tu vuelo...
Retén mi saliva a tu deriva,
vístete de mí,
para mí, para nosotros,
los adictos de ambos,
los ambiciosos de los dos...
Ya nuestras bocas no paran de sentirse,
deja que creen besos a su antojo;
estas bocas insaciables
de fuego espiritual:
tu boca que nace poemas,
mi boca que las escribe,
la boca que te regalo
cuando tú ya la has tomado por asalto
en mis silencios enamorados,
la boca que mía ya tuya se queda para crearnos a ambos.
Quédate conmigo para no destruir el mundo,
el que cabe en las sabanas cuando lo ignoramos...
© Ulises Casal
No hay comentarios:
Publicar un comentario