(Ya puse mi corazón en la estrella,
que te guiará hasta el polo norte de mis labios
en medio de ese mar de terror)
Después de cerrar mis ojos
y caminar hacia la luz,
de tomar la mano del diablo
y charlar con José Agustín...
Luego de ivernar en mi memoria
deleitarme con la musa melancolía
de Pessoa y Pizarnik,
de conocer un muerto más que a mis manos
y sonreír mientras te pienso...
Después de salir de la mirada
de un dragón que nace en el vértice
de la realidad donde va desapareciendo
poco a poco el barco que enardece
la furia de las entrañas...
Más allá, de ver lo que no puedo más acá,
de fundirme en el delirio de pensar,
de sonrojarme con una frase de mi madre
y el abrazo lejano de un amigo que me admira...
Después de reafirmarme con mi esfuerzo
para quedarme plasmado en las palabras,
luego de darme cuenta que soy más feliz
de lo que muchos pudieran imaginar,
de llorar, de emocionarme, de gritar,
de bailar, de disentir, de volar...
Necesito con brutal demencia,
con angustia radiante y salud emocional,
volver a sentir tus dedos entrelazados con los míos.
© Ulises Casal
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