Que sea el desierto
la consciencia que aguarde mi oración,
mi fe no se acaba con llanto,
la lengua tiene alas,
a lo lejos corre la maldad
como una cebra correteada
por un hambriento tigre.
No desesperes mundo,
el horizonte esta más cerca
que el corazón de los seres.
Hay esquinas
en las que se prostituye el diablo,
y la niña de los ojos miel
se la pasa llorando,
tristemente llorando
el suicidio de su dios.
Mi cama es una isla
donde se anidan los sueños.
© Ulises Casal
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