Luna morbida

Luna morbida

jueves, 4 de enero de 2018

Un niño admira su primer amor

Tus párpados son el límite del universo.
De tus pestañas hacia afuera
los mundos y las estrellas envidian las formas de los sueños
que se proyectan en tu mirada;
las personas se pierden en la luz de tus linternas sordas
y los dioses manifiestan sus celos en los espejos que aún no existen.

Narciso camina por tus pestañas y se detiene en tu pupila a ver el mar.
Cuando estás triste, y la cáscara tus párpados se seca,
la tierra tiembla de frío y se moja de con el néctar de tu llanto,
y entonces aparecen semillas que un día serán tus francotiradores o voyeuristas.
Por la ventana el diablo te busca con su ojo que hace aullar a los lobos.

Detrás de tu pupila la sangre fluye como una cascada de recuerdos,
y algunas noches la marea sube y tu memoria se hace temible,
tus miedos le tienen miedo, se acarician con consuelo
como animales heridos, como niños que han visto su futuro.

Pero también detrás de tus ojos hay un sitio hermoso:
Un jardín de sueños, con flores de relámpagos y rosas de los vientos;
ahí está la semilla de tu belleza, la luz sobre el diamante al que llamas alma;
ahí, detrás de una cerca, caen los recuerdos que son frutos rojos,
y en el viento se escuchan canciones que empujan las lágrimas a la realidad.
Detrás de tus ojos hay magia, la locura es bella escupe cristales de colores
mientras besos en blanco y negro juegan a hacer figuras a contraluz.
Y es hermoso porque también te sientes sola,
y hay un altar dedicado a tus labios que aún tienen el amargo sabor
de un beso en la oscuridad que te hizo palpitar el corazón.

En tus enormes ojos se encuentran siglos de amor encarcelados.
Protegidos por un tigre que baila alrededor de tu pupila,
como si estuviera en medio del océano mirando el ocaso.

Es por tus ojos que conozco tu sonrisa.
Es por ellos que me obsesiona el misterio,
es por ellos que me puedo mirar a mí mismo,
y es por ellos que se crean leyendas sobre
sentimientos que parecen animales que buscan un aroma
que está en el paladar.
Es por tus ojos que conozco tu coraje y tu ternura,
y cuando me besan, no hay aire que me haga respirar.

De tu mirada nacen soles que se eclipsan con mis lunas
cada vez que ganas una batalla, de labios enjugados,
cada vez que tomas la mano de quien creció a tu lado,
cada vez que tus ojos callan poemas que le gritan al infierno,
que juegas y ríes como una loca que abre sus alas cerca del sol,
cada vez que das un último aliento que no termina,
cada vez que te mueres de ansiedad pero guardas la postura,
cada vez que la oscuridad calla para admirarte...

Tus ojos son la frontera de la eternidad,
no los cierres nunca, o cada alma quedará atrapada en ti.

Ulises Casal

Imagen: Mujer de la pintura con el bebé maternidad, de Anna Vereshchak.







miércoles, 11 de septiembre de 2013

Comezón

La silla que da a la ventana
conserva una silueta y un grito
que se escucha lejos de cualquier sombra;

creí que ahí estuve yo...
pero me confunde la rotación del viento
y me condena a caminar de espaldas
con una sonrisa aletargada
en el rostro apenas reconocible.

Del otro lado del cristal,
un niño juega en el triciclo,
mi niño se divierte con su tierna edad
de sabanas suaves y gestos.

De vez en cuando miro la silla
la que da a la ventana en la que hay una sombra
que parece un cuerpo huesudo,
un ente irreal que parece gritar de hambre.

Miro el cielo y mi pensamiento
gira en la ruleta del revolver que dispara mi mirada:
un rostro hermoso que me sonríe mientras sueño
y con el vaho de sus silenciosos labios
enjuga mis lágrimas
como las almas que consumen las plegarias.

Cada mañana recuerdo a aquel hombre
que se sentaba a mirar el cielo en la ventana
y cantaba un verso de amor
y le sonreía a su reflejo.

Me gusta ver mirar los misteriosos actos de la gente
con sus medias lunas en las caras
presumiendo sus espumosas sonrisas
de rabia hipócrita, y también las arrugas de sus manos.

Sería fantástico persistir en hacer lo que amamos
a pesar de que sea lo que nos está matando;
es como la comezón que causa placer con rascarse
pero de tanto hacerlo la piel se abre,
no se puede hacer lo mismo con el corazón.


 © Ulises Casal



martes, 29 de enero de 2013

Sed

Soy de los hombres 
que se pasan la vida
viviendo con la sed 
de un pez.

 © Ulises Casal



Plegaria

Coróname con la palabra que me falta,
mi trono se esconde en tu saliva,
es menester de mi pasión,
inclinar la cabeza ante tu sagrado 
desamor por la vida.

La muerte tiene un hambre espantosa,
aliméntala con poemas,
atragántala de belleza,
que su vientre ardan estrellas.

El miedo tiene anhelo de retroceder
borra su memoria con el destino,
pinta su sangre con coraje,
hazle saber que no tiene sombra.

A los días les faltan horas,
inyéctales adrenalina,
corta las manos que marcan la hora
permite que contemplen el mar.

A los hombres les faltan vidas,
no se las des
no sirve de nada.

      © Ulises Casal


El poeta

El poeta es la suerte desalmada,
una ciudad que nunca será encontrada,
el espejo de una memoria que miente,
el recuerdo de quien no existe.

El ladrón de la verdad,
el testigo de la sangre que brota 
por la herida,
la ceniza que aspiran los sonámbulos.

El poeta es un hipócrita
que piensa que si habla de un sueño
de verdad es un sueño.
Iluso que cree que puede hacer soñar
a quien lo lee,

El poeta es un destino
que no obedece a su camino.

    © Ulises Casal


Devoción

Me entrego a ti,
oscuridad misericordiosa.

Con mi temple de láser,
me hago humo perenne,
que te dibuje cantos sobre el jardín,
y al coro nebuloso de tu sonrisa,
eterna como labios de estrella fugaz,
me apego a tu ley, 
a tu rutina soñadora
que abraza despacio
para matar de un tajo.

Me pesa la mirada,
permite dejar un gramo de luz
en esta estrella,
una gotita de esperanza en esta otra,
un deseo inconsolable
que crezca fuerte
como un árbol de luciérnagas en tu regazo.

En tus manos encomiendo mi espíritu,
que mi lágrima sea la espada 
clavada en el sol.

Mi reino de sangre
es la sed de los indomables,
báñate de mi vientre
con la pasión de mi primer sueño,
sonríe, que debajo de mi piel
todo es negro, como tu esencia
de mujer amada.

   © Ulises Casal


Avanti

Que sea el desierto 
la consciencia que aguarde mi oración,
mi fe no se acaba con llanto,
la lengua tiene alas,
a lo lejos corre la maldad
como una cebra correteada
por un hambriento tigre.

No desesperes mundo,
el horizonte esta más cerca
que el corazón de los seres.

Hay esquinas 
en las que se prostituye el diablo,
y la niña de los ojos miel
se la pasa llorando,
tristemente llorando
el suicidio de su dios.

Mi cama es una isla 
donde se anidan los sueños.

    © Ulises Casal


jueves, 17 de enero de 2013

Angustia

(Ya puse mi corazón en la estrella,
que te guiará hasta el polo norte de mis labios
en medio de ese mar de terror)

Después de cerrar mis ojos
y caminar hacia la luz,
de tomar la mano del diablo
y charlar con José Agustín...

Luego de ivernar en mi memoria
deleitarme con la musa melancolía 
de Pessoa y Pizarnik, 
de conocer un muerto más que a mis manos
y sonreír mientras te pienso...

Después de salir de la mirada
de un dragón que nace en el vértice 
de la realidad donde va desapareciendo 
poco a poco el barco que enardece 
la furia de las entrañas...

Más allá, de ver lo que no puedo más acá,
de fundirme en el delirio de pensar, 
de sonrojarme con una frase de mi madre
y el abrazo lejano de un amigo que me admira...

Después de reafirmarme con mi esfuerzo
para quedarme plasmado en las palabras,
luego de darme cuenta que soy más feliz
de lo que muchos pudieran imaginar,
de llorar, de emocionarme, de gritar,
de bailar, de disentir, de volar...

Necesito con brutal demencia,
con angustia radiante y salud emocional,
volver a sentir tus dedos entrelazados con los míos.

    © Ulises Casal


lunes, 14 de enero de 2013

Universo rojo

Ahí a tu lado
yo estoy.

Aparezco como un fantasma
que cuida de ti.

Estoy ahí porque en ti me llevas,
como una estrella en medio de 
las galaxias que llevas por ojos.

Cuando el cansancio se apodera
de las curvas de tu piel centinela,
me hago la sombra que te cobija
aunque lejos de ti me encuentre.

Permiteme abrazarte,
sumergirte en mí, como un tornado
que consume tus poros.

Déjame temblar por extrañarte
cada día un poco más.

No te preocupes, 
a tu lado aún voy a estar.

El amor es nuestra manera de vivir.
Y no hay universo que decante 
mis sentimientos.

Soy tuyo, 
con toda la alevosía
de no separarme de ti
aún cuando este lejos.

Te extraño,
sin secretos ni pausas,
te espero, todas las noches
cuando descansas.

Vivo por ti,
divina mujer: mi vida.
Por el palpitar de ese universo rojo
que hace vibrar mi alma.

    © Ulises Casal



jueves, 10 de enero de 2013

He aquí mi boca

He aquí mi boca, 
ignorando la vergüenza de haberte besado
tan dulce y lentamente que me 
he transformado en un hombre en llamas.

He aquí mi boca que se puso sobre la tuya
y la abrazo con la tempestad 
que se desata por extrañar.

Aquí yace tu boca
húmeda de perpetuidad, 
sumergida en tu vaho
esperando tu regreso.

He aquí mis labios furiosos de angustia.

He aquí mis labios que te traspasaron,
mis labios y mi lengua
la que navegó en el mar de tu saliva,
la lengua que abrió tus labios como libro
para leer tus hermosos poemas.

He aquí mi boca
coronada por tu alma,
que divaga en el silencio
y se postra en la punta 
de un cuarto creciente
a contemplarte de cerca.

He aquí tu boca
convertida en explosión,
en la morfina de mis días,

en el temple de mi universo...

   © Ulises Casal