Luna morbida

Luna morbida

martes, 26 de junio de 2012

Plegaria

Hay una plegaria en mis ojos,
el iris pasando por el arco que lanza la flecha,
la mirada que se clava en tu manzana,
la que muerdo con la boca ávida,
la del beso que me enjuga los labios,
aquellos que pronuncian tu nombre como oración,
la que te rezo desgranando el viento desde mi pecho,
en el que se ha deslizado tu mano coloreándome,
aquella que con mi mano se hace nudo,
en el que se siente el nerviosismo de las almas,
las que atraviesan los cuerpos mágicos,
esos que se fusionan como líquidos,
como dos puños de tierra fértil en la arena,
los de pieles lamidas de regocijo, de delicia divina,
aquellas por las que se mezclan nuestros brazos,
los que terminan más allá de los dedos,
con los que se pueden empuñar las plumas,
las espadas afiladas con tinta iluminada,
con las que se marcan los papeles, las esencias o los vientos,
por los que suspiramos o endurecemos los gestos,
con los que ciertamente nos tocamos sin tocarnos,
como saben tocarse entre sí las palabras,
con las que te digo te amo,
con cada molécula de mi ser,
ese ser que es tu poeta,
el poeta que tu inspiras,
por el amor que tu me tienes.

    © Ulises Casal





Nocturno

La noche se acerca, me toca con su aliento,
me acecha en su hábitat que también es mío,
la noche que es reina salvaje de las sombras. 
He corrido por todas las memorias escapando,
escondido en la penumbra de los árboles,
escondido en el humo y el silencio,
pero el vaho no cesa,
no detiene su andar de sirena en el pantano,
y me mira con su ojo aperlado, 
faro de su cuerpo nocturno,
mulato, desnudo:
infinita sombra.

Presa fácil de una bestia de buen corazón
me sumerjo en la tempestad de mis pensamientos
dependo de los sueños para tocar alguna estrella,
y me gusta desintegrarme en su vientre,
ser la digestión de la tertulia
y hacer brotar de mi ego mi virilidad vulcanizada.


No me puedo despegar de las paredes,
ni del suelo ni de la oscura mejilla de la neblina.


Me gusta que la noche saque sus garras
y me posea con el paladar mojado de mi sexo,
me gusta ser su alimento y codicia,
saber que soy su pastilla literaria
que cura el desahogo.
Las noches también lloran y se ponen tristes,
lloran como gatos cruzándose los miembros.
Las noches lloran por todos sus sentidos 
por sus poros que están a años luz de mí,
lloran conmigo adentro,
alargando mi entereza 
como un vuelo de fénix 
que renace de las cenizas de la Luna.


No me puedo despegar de las paredes,
ni del suelo ni del tenebroso movimiento del universo,
soy sombra infinita devorando pastillas literarias.

        © Ulises Casal






lunes, 25 de junio de 2012

La transgresión bífida

En sus dedos se ven pasear las caricias,
los recuerdos de su trémulo paso por los parpados.


Ella desconoce el paradero de sus labios,
del dibujo encerrado en una cárcel
donde el frío hace temblar hasta el tiempo. 


Hay noches en que él le saca filo a las pesadillas
y con sus manos temblorosas
saca su cerebro palpitante y lo traga,
como solo se puede tragar el orgullo,
su cerebro que late como corazoncito de juguete,
su corazón tan frágil
que si se deja a la intemperie
sale volando como hoja seca...


La crueldad se siente en el esqueleto,
no solo en los huesos,
sino en el esqueleto del alma,
en el esqueleto de los versos y las palabras,
en el esqueleto de la lágrima de ella,
esa lagrima a la que no le sirve la pureza,
y se enjuga sola
sobre la mejilla,
secándose poco a poco
como una forma que se desvanece en la arena.


A veces siente el cuerpo como poseído
por brutal escorbuto o cáncer o desesperanza,
y se llega al desayuno cinco horas mas tarde
y se duerme en donde sea que el cuerpo se acomode
para no despertar a la serpiente que se lleva entre las venas.


Sin saber, a la misma hora 
en el mismo momento y por la misma causa
ambos se detienen a contemplar su sombra como un cuchillo
a sonreír por nada
y tragan saliva para deshacer el nudo de la garganta
para deshacer el nudo del alma
para desnudarse el corazón
como cuerpos que tiemblan sin miedo.


Sin saber,
se conmueven por cosas distintas,
se desilusionan y birlan al destino lo que ya les pertenecía.
Sin saber, se queman la boca con un beso al aire,
un beso lleno de pasión y lleno de siempre,
se besan lejos de sí,
cada quien en su sitio,
aún sin conocerse
sin saber que se desean.


     © Ulises Casal








Legado

Yo elegí este camino:
elegí ser más que solo yo,
fundir mi ADN con palabras,
ser un demente esquizofrénico.


Yo elegí ser astronauta
colocarme al lado de la Luna,
elegí ser celeste y hablar con las almohadas
reñir con la pluma a borrones y silencios,
elegí el gusto por sonreír después de vomitar
todo lo que mi imaginación necesitaba.


Yo elegí ser padre cada noche,
hacer el amor con mi imaginación
mover la pluma y el papel
para espermar historias o sentimientos,
ser un lamido de lobo negro
y aullar en la sombra.


Yo elegí no creer en nadie
y tener fe en los que me simpatizan,
ser un tatuador de ilusiones 
y ser un obrero de la poesía,
entregarme a mi patria literaria;
entregarme a un cuerpo,
uno solo que me ama.


Del ajedrez preferí ser reyna
y no solo rey.
Creer en los milagros,
hacer milagros
ser milagro.


Elegí no estar aquí cuando no quiera,
elegí no ser amigo de quien no me merecía,
elegí ser hedonista, el peligro de mi mismo.
elegí ser de ella, 
solo tú sabes que soy tuyo en todos los lugares del mundo,
porque yo elegí ser el hombre más feliz de la historia.
Elegí estar enamorado, amar de pie,
amar de frente, con los ojos abiertos.
Amar porque sé que siempre habrá amor.
Yo elegí ser más que dios:
ser la creación y ser eterno mientras pueda.

     © Ulises Casal





La nueva guardia

La vida de un hombre se mide
por cuantos mundos se pueden ver en su mirada.


Nos callamos, disentimos, nos percatamos,
giramos alrededor del ombligo
como agua vertida en un vaso de vidrio;
caemos, nos estampamos, nos escapamos
nos estrellamos como lluvia contra el vidrio
resbalamos como cometas de agua
o espermas transparentes que abren brechas.


A solas la soledad son muchos espejos,
solo a solas se siente la melancolía como una llaga que arde.


Yo, frente a mi ejercito de soledades
me he condecorado clavándome siete medallas
en el pecho, en silencio,
por haber traspasado las fronteras de mis estados de ánimo,
profanando con viril miseria, la tierra que me sostiene
en el eco de las palabras que me brotan de la boca
como un volcán enfurecido.


A menudo,
me recuesto en el piso
me arrastro como gusano
solo para sentir los latidos de mi casa,
pero ella sin corazón
tímida se refugia en el cuarto más oscuro
de mi niñez.


Nos desnudamos frente al espejo
y nos desconocemos,
nuestro mar se plaga de nuevos tatuajes
y los lunares se reproducen
como tiburones que se dan un festín en nuestras venas.


La noche siempre es mi recamara,
y en mi pared preferida tengo un póster gigante
de la Luna,
ahí junto al altar de mi divina carne
enaltecida como antorcha en mi oscuridad
con su flamante beso que guía mi camino.


Nos diluimos, nos estorbamos, nos necesitamos,
y la carne tiene hambre de más carne
y sin boca, muerde los sentimientos 
que se sienten en el pecho
y no sé sabe si duele o se anestesia,
si nos calcinamos por dentro
o simplemente nos estamos marchitando.


Nadie es lo suficientemente fuerte
para nunca sentir dolor.
Las miradas de todos se cruzan con su láser 
y van cortando cabezas,
van eliminando empatías
y así se va acabando la fe.

    © Ulises Casal









martes, 12 de junio de 2012

De cabezas

Habrá un diluvio de cabezas
lo ha pronosticado la cuchara de mi café,
yo confío en su sabiduría curvilínea 
de cabeza plana y crítica eficaz,
yo confío en su pronóstico
más efectivo que las profecías apocalípticas,
la vez pasada adivinó
el milagro de la mariposa que entró en la casa
en una época en que no se ven mariposas.


Yo, como valiente guardia,
estoy preparado con pluma,papel y rosario
para rezarle una mentada de madre a quien no escucha.
Seres egoístas que no se atreven a arrojarme
una milagrosa fortuna como recompensa de mi silencio.
Bastante tengo con soportar
a toda la gente que se conforma con pedacitos de mierda
que le avientan la televisión y quien pretende gobernar.


Me ha dicho que todos nuestros pensamientos
son la conciencia evaporada
consecuencia del fastidio de lo que esta arriba de nosotros
(un sol que nos da nauseas),
todos nuestros pensamientos
son nubes condensadas en conocimiento y fe
todos nuestro pensamientos son una misma nube.
Habrá un diluvio de cabezas:
o llueve con conciencia para cambiar el clima
o son cabezas degolladas con ignorancia.
¿Y después con qué se besa?

          © Ulises Casal



lunes, 11 de junio de 2012

Régimen

Ruge el revolver cerca del rostro
como rose de un rasguño recíproco,
donde se registra el rastro de un recuerdo
que reto al reloj resucitar.


Raro en un rival revertir la rima
como recurso para resignarse,
es ridículo rendirse como rey,
robar un ruido a la razón,
recorrer tu reino como rehén
de tu recuerdo,
rodear con rabia un rango,
recostarte a reconstruir 
un rompecabezas sin remedio.
Tanto respeto con rigor
ruboriza el rostro
rojo como el rubí.


La raíz de un roble
no es como una red 
en un río donde se va a remar.
Ningún refrán reemplaza una buena reflexión.
Releva en la retaguardia de tu reino
al romántico redentor que se refleja en tu ropero,
rezar un rosario no resucita ni una rosa,
no te recluyas en un ruego
no te rasgues las rodillas,
tu respuesta resplandece 
en el relámpago 
que te reclama respeto a lo 
que remedia la razón,
tu recompensa es no rendirte,
la receta es rechazar la rutina,
regalarte una revolución bajo la ropa,
retar a los relojes
y reclamar tu resplandor
con tanto regocijo
que seas un rayo que se registre en los radares,
que seas resplandor
no solo ruido.

              © Ulises Casal



domingo, 10 de junio de 2012

Un momento

Me refugio como el polvo,
a la memoria de un hombre que me observa
sin rostro alguno en el rincón de mi cuarto
cuando se va la luz.

Me he convertido en un epitafio:
en las letras de un nombre,
relamidas en la frente 
para escupirlas a la visita
de la petite morte.

Cada noche me arrojo 
desde el árbol más alto 
a ahogarme en alguna laguna mental,
le pongo candado al sueño
para que no escape de mi cabeza
y enumero cada uno de tus deliciosos dientes
una y otra vez 
al recordar tu sonrisa.

De los cubos 
que se llaman letras 
salen fotografías flotando como globos
a tocar la memoria del cielo
donde la Luna se revuelca como loca
en el lodo de la noche.

El papel se dobla cuando mi pluma la toca
y es la fiebre de un beso 
la que mueve el universo
cuando mis labios retoca.

Me acompaña un almohadón 
esculpe mi cabeza con su suave mosaico
de espirales marrones 
y mi mano se vuelve una araña
que recorre mi rostro
cuando no me reconozco.

Soy un aroma de mujer amable
y me despierto dentro de un espejo
que abre sus venas
con la furia de mi puño.

            © Ulises Casal





viernes, 1 de junio de 2012

Ojos cerrados

Cerrarás los ojos
y ese aire que rose tus labios
notaras que es mi imaginación transpirada,
un beso pronunciado al mismo momento,
el beso que te obedece,
el aire tibio que te quite el frío
el choque de un cometa en tus entrañas,
la energía contenida como hormiga que te acaricia,
el vapor de mi cariño.


Cerrarás los ojos
y escucharas voces.
Voces de mis manos recordándote,
sonidos de mis ojos alumbrándote,
el chasquido de nuestros labios en la sombra
tan fuerte como el estallido de un latido,
tan lleno de mí 
que sentirás cuanto te extraño,
quizás, alucinarás mis pasos
y yo caminaré por tus cejas
y me asomaré a tus pupilas a ver 
la imagen de mi beso,
y te robaré una sonrisa
con el recuerdo una solicitud de trabajo
y te abrazaré,
como se abraza lo que más se ama,
hasta clavarte mis huesos
y tocar tu alma.


Abrirás los ojos y no estaré,
y sin embargo sabrás que es cierto,
que en ese momento 
ya te había acariciado,
que solo tú ves las marcas de mis huesos
sabrás que yo tengo tu alma 
en un altar dentro del corazón,
que yo camino siempre hacia ti,
que tu sonrisa era el tibio aire que necesito
para descubrir el universo
y ver que no vale más que tú,
y sabrás que te besé
y que un beso es muy poco para tanto amor,
y que muy pronto,
más pronto de lo que podemos soportar,
estaremos juntos,
seguiremos juntos,
por siempre.

        ©Ulises Casal





Enfermo

La cerveza mantiene el color de la luz del sol,
cada gota de lluvia el reflejo de un recuerdo,
cada suspiro es un beso arrojado al viento
con alas del destino de tu boca.


Ruido de impaciente soledad,
arropa mi silencio con prendas de melancolía.
Afuera se destroza el mundo,
se cicatriza el alma con nubes arreboladas en el cielo,
afuera mendiga un fantasma 
que lleva mi bandera a lo más bajo de la angustia.
¡Que la tire a algún mar!
Yo ya me he dejado ir con el humo del cigarro,
bailando como culebra hacia 
el mundo de los ciegos,
ya me convertí en un farsante
que traza en la ventana 
el camino de las gotas,
como mi propio sendero.


Atrincherada en el cenicero,
la colilla me cuenta sus secretos,
almacena en su memoria muerta
el sabor de mis labios,
los muertos enterrados en los ojos,
su sangre escurriendo por mis mejillas
en lágrimas que caen maduras.
Y el mi cielo de cartón
se enfilan pedazos de agua
entran en batalla,
y se funden en la piel 
que me baña cuando salgo
a la intemperie a gritar
como un enfermo.

            © Ulises Casal