Luna morbida

Luna morbida

lunes, 29 de octubre de 2012

La propuesta

Puedes mirarte en mis ojos 
y sonreír mientras me observas,
tomar dulces momentos para alimentar tu caries;

pintarnos como enamorados
o abrazarme por horas mientras otros duermen.

Puedes tener lindos sueños,
imaginarnos de la mano
o jugar conmigo a intercambiar saliva:
hasta puedes compartir mi adicción a tus besos.

Puedes sentir tu vuelo a mi lado,
podemos caminar juntos sobre la Luna,
o entre pétalos de flores o sobre el mar.

Te propongo mi alegría y locura
como tu medicina contra la amargura,
mi andar como tu paso
y mis sueños como trinchera.

Puedes usar mi cuerpo cuando quieras:
te doy permiso de hacerme el amor y volar.

Puedes cantar por teléfono
o escucharme mientras duermes.

Te doy mis palabras y mis dedos,
porque tu boca es el control remoto
que puede hacer que te bese cuando quieras.

Puedes confiar en mí,
hacer travesuras y hasta tienes permiso 
de cachetadas.

Puedes formar parte del par romántico que imagino.

Puedes ayudarme a escribir
la mejor historia de amor jamás contada.

Puedes bailar, beber y drogarte de mí...
... como yo de ti.

Puedes ser vanidosa y alegre,
espontánea, adicta, sexosa,
eso puedes ser conmigo.

Conmigo puedes ser todo,
puedes hacer lo que sea,
puedes ser quien comparta mi placer.

Puedes tener a la persona 
que más te ha amado y siempre te amará.

Te propongo ser feliz conmigo
o ser infeliz sin mí.

    © Ulises Casal



Lo specchio

Ten cuidado, no toques esta triste imagen,
vestida de luto con oscuro traje,
rota y transparente como velo ciego:
ni aguda ni grave es la voz que entrego.

A través de tu mirada miro la mía,
frágil y voluble, ahora sin brillo.
Tu imagen despierta solo un suspiro
y la mía solo una triste melodía.

Vaya lágrima cuelga de mi pestaña,
padezco de ser el hombre que se engaña,
cuerdo o loco, ya no siento nada
mirada ya sin mí, no iluminada.

Siento mi piel rasposa como lija,
que mantiene escondidas heridas invisibles,
aunque mi rostro se aferra a una sonrisa
que pende de la cuerda de los momentos felices.

Dichoso día que te encuentro
valiente caballero del espejo.
La dicha de encontrar un amigo
es mía cuando tus ojos están conmigo.

Hoy ante tu grata presencia
abandonaré el recuerdo y ausencia
mi imagen ahora es tu reflejo,
tu sonrisa es más feliz que la mía,
dejemos de lado la melancolía
y ahora yo estaré tras el espejo.

      © Ulises Casal



El beso

Te mando un beso con el viento,
directamente a la esquina de tus labios:
un beso insinuador, de pocas palabras.

Te lo mando atravesando la pantalla,
rompiendo el aire de todos los que respiran
para sostenerlo con mi fe en tu piel,
para trazarlo poco a poco
con la esperanza de acercarlo al centro de tus labios,
recorrerlo con la mente desde el pliegue
en que se termina de formar tu boca,
tan suavemente que sientas un cosquilleo
o una caricia mía, como un escalofrío en tus labios.

Te beso desde aquí que no te miro,
exclusivamente a ti 
que no me ves cuando lo envío;
a tu boca que es el destinatario de esta carta
sellada con mi beso,
mi suspiro labial.

Espero abrir tu boca desde aquí
y meterme en ti como un susurro.

Quiero mover con mi beso
las fronteras de tu boca
y dejarte una sonrisa
como un volcán de lava dulce.

Déjame anidar mi beso en tu árbol de palabras,
juro recibir el fruto en esta tierra de mi boca,
la de tus raíces viscerales,
vaho de los secretos que nos guardamos.

Déjame pensar que tu me besas
cuando sonrías después de leerme,
cuando te enteres que te he extrañado,
porque cuando lo hagas
yo sentiré un escalofrío
en estos labios temblorosos
aunque no te vea y no me mires...

... y al final te darás cuenta que al leer ésto, tú ya me habrás besado...

     © Ulises Casal







lunes, 22 de octubre de 2012

No volveré

(A un pedazo de mi cuerpo que descansa en paz)

No volveré al lugar de las heridas,
las que erizan los arrebolados bellos de mis brazos,
ni al de las angustiosas fantasías
que se escandalizan con el relojito de papel.

Agotaré mi amor en un cuarto oscuro
donde no encuentre un camino duro o 
donde sólo haya una pluma con que charlar:
tal vez de versos y su precocidad,
tal vez de mí o de ti, o de lo que ya no hay.

No volveré a tocar tu pelo,
ni a velar tu sueño con recelo.
No volveré a sentir tu risa
tan suave y fría como la brisa.

Ya no me molestaré en buscar remedios,
los dejaré en el suelo para no regarlos más.
Tal vez un día escriba sobre el agua que los riegue
y florezcan soluciones que ya no necesitaré.

Ya no quiero ese árbol de tentaciones,
parcas, groseras y sin hojas de cal,
ya no volveré a merecer pasiones
que no pueda controlar.

Juro no volver a mencionar tu nombre,
con mis labios disueltos en cobre,
ni a recordar tus besos delirantes
con los que hice eternos los instantes.

Ya no volveré a arrepentirme de nada
(como ahora empiezo a hacerlo
al tu nombre no querer pronunciar).
Ya no recordaré aquellos besos cianurosos
que tal vez mañana empiece a extrañar,
como se extrañan los reversos y las pausas,
como el miedo extraña al temeroso.
Tal vez mañana no sea tarde,
tal vez algún nunca será posible,
para poder dejarte pasar como si nada,
o como si algo, o como si todo.

Ya no enjugaré ni una lágrima,
provocada por tu cansada lástima,
ni derramaré mi tacto agotado,
pues el tuyo yace en el piso más cansado.

Ya no me tomaré el tiempo,
lo cambiaré por un whisky o un ron,
no llegaré antes que tú para verte llegar,
removiéndote por el viento o la gravedad
o ellos removiéndose por ti.

Ya no te veré cuando te marches,
ni me lanzarás a quemarropa una mirada.
Ya no me verás como lo hacíamos,
para suerte de nuestro pequeño mundo cabal
o la mala fortuna de los demás.

Ya no sufriré mentira alguna,
mas tampoco miraré otra vez la Luna.
ya no me queda ni un suspiro
ni miradas turbias, solo el destino.

Ya no volveré a sentir dolor,
no volverá a dolerme el amor,
no volveré a sentir tanto placer,
cierto, extrañaré ser feliz,
porque después de morir,
ya no se vuelve a nacer.

     © Ulises Casal





Me gusta tu sonrisa

He dejado caer lágrimas por mi rostro,
gotas que humedecen la piel de la mejilla
mientras de a poco algo se seca por dentro.

A veces la angustia ha teñido
de incomprensible ceguera mi camino
y encerrado en mi mismo me maldije.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

A veces sin sendero ando a pie
quemándome  en el suelo en el que vivo
desilusionado de mi ángel de la guarda.

He encontrado en el sendero
inútiles recuerdos que hacen de mi cuerpo
el desperdicio de los días.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

De mis ojos brotan diario
lagañas como muros demenciales
que han impedido verme tal cual soy.

De mi desértica espalda
se levanta una infame muralla
construida en la primavera de mi vida.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

A veces mi voz es tan despiadada 
que pienso que ser mudo
no es mala idea.

Soy una escultura devastada 
de la figura humana,
tenue a la mirada de la estética.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

Vacilo con el diablo,
corto gargantas vírgenes
la tierra es el limbo de los poetas.

Juegan cartas con la vida,
le aposté mi corazón,
y me dejó tu beso suave.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

Es tu paladar amor mío,
un verso encapsulado en miel,
y es tu piel mi alcoba y cocina.

Hay en mi mejilla una cicatriz
de hueca felonía, triste sentir,
vuelta de hoja, a la voz, tu melodía.

Mi gobierno está en tu boca,
el imperio de mis pasos
la fortuna de mis labios
dulce fiebre me provoca.

    © Ulises Casal



Corazón

En la boca me cabe su corazón,
el corazón es un grito,
un cometa de sangre,
el corazón es un enigma
y se pinta en la pared
para hablar de los recuerdos
como una sobredosis de placer...

En el pecho no cabe la boca
porque tiene sangre de otro corazón.

     © Ulises Casal


Primavera

(Hace tiempo... y luz)

La dama de las violetas
tocó mi rostro pueril, 
de inocente mirada y sueños mojados.

Yo no tenía nada y me sonrojó
con pánico escénico, 
y el parpado húmedo de mi morena
era el sostén de la esperanza.

Nunca las lágrimas caen en vano.
Hay un cementerio de lágrimas en la memoria.
Debajo de la tierra el mar 
hace un lavado de cerebro
a la inconsciencia, al abandono.

La mujer es una sorda convenenciera,
y en cambio, yo era silencio.
Las flores fuera de mi ventana me odiaban,
me miraban con su androceo odio de puta.
Tan hermosas y malditas,
tan fúnebres de cariño
hacían de las delgadas mejillas
un verso de Baudelaire.

(Voces voces voces)

Era temprano y máquina.
La noche era un jardín de diamantes.
Me asomaba despacio a la realidad,
para darme cuenta que era común,
tan común como una mentira.

Afuera las sonrisas son falsas,
en mi colchón el silencio era arrullo,
no hacía falta asomarme por la ventana.

La dama era una cabrona de sucia ternura.
(yo soy la salvación, no te preocupes...
me voy a aventar, lo haré)

He crecido con mis amigos de papel.
Cada uno con su equipo e historia.
Naturaleza muerta. 
Obra de arte de la imaginación
de un niño que extraño.

("I can´t get no satisfaction" 
me susurraba el fantasma
con un cuchillo en la lengua)

... también hace hambre, frío y dolor.

     © Ulises Casal


El faro

Me gusta el estremecimiento en la cima,
en los bordes de la aurora boreal
de tu tierna mirada.

Me gusta, por ejemplo,
el centellar de tu iris contra el mío,
desenvainar los ojos y clavarlos en ti,
y en mí a través de ti;
en la cima de nuestros cuerpos,
en la cima por encima de las cimas:
una mirada de calor,
cuatro ojos en la cúspide que se descarnan,
cuatro ojos homogéneos que se observan: la mirada.

Me gusta el instante de la mirada,
somos el faro de mi mar donde naufragan tus caricias,
desde tu cielo las estrellas se vuelven 
el rebaño de tu pastora Luna,
inextinguible, inagotable, perniciosa.

Me gusta izar nuestra mirada en el infinito,
dilatar las pupilas cuando se enredan,
fluir mis sentimientos desde tus pestañas;
ser cetro de la magia de nuestras miradas,
el áureo resplandor de la belleza,
hacer de los párpados una faena
de éxtasis incontenible
tan inaguantable
como un beso.

      © Ulises Casal


sábado, 20 de octubre de 2012

Inventario de un borracho

Estoy borracho,
me bebí todo el alcohol que pude,
me consagré con licor y estoy tranquilo.

Estoy borracho y escribo,
porque me gusta pensar que soy parte de mi historia
y la puedo contar de esta manera,
así por partes, por versos, por utopías.

Estoy borracho a propósito
de ser feliz,
de saber que a veces soy un hombre más allá de un número.
De escribir mi vida con mis actos
y darme cuenta que me gusta releer lo que ya he escrito.

Estoy borracho y no me importa,
soy ingenuo y pecador y a veces
me burlo de la puta madre de algún imbécil,
en mi demencial imaginación,
 y a veces, cuando no tengo un buen trago
me imagino uno y trato de embriagarme
cuando menos un poquito.

¡Que no me muera nunca!
Me amo a mi manera,
amo la vida y el dolor y las caricias,
lo palpable y esperanzador, 
amo sentir en toda la extensión de la palabra.

Me amo cuando lloro por nada o por todo
o por cualquier cosa
y amo llorar como un niño.

Me amo ebrio, me amo encabronado, 
me amo cuando estoy solo
me amo cuando amo

Soy un borracho feliz, 
que vino al mundo a salvar una vida,
no sé cual pero lo haré.

     © Ulises Casal


Pretexto

Mejor el cielo descubierto por tus ojos
que una lágrima de ausencia.
A tu lado me acuesto en la memoria
a contemplar las formas de las nubes,
nubes de besos,
nubes de alcobas,
nubes de Lunas inyectadas en la piel.

Cada segundo a tu lado
hace que mi cuerpo pierda su estado
y de pronto me mantengo sólido y fuerte
y enseguida me derrito
y me convierto en agua dulce
o sangre azucarada,
a veces me convierto en vapor
que transpiras con tu cuerpo pegado al mío.

A veces me transformas en el vértigo libidinoso
de una sombra que se pierde en la noche
como si fuera un precipicio.

A veces me transformas en fe
y mirando al cielo me desvanezco en una plegaria,
un rezo que atraviesa las paredes y los cuerpos,
para cuidar de ti.

Contigo la gravedad se vuelve agua
y me uno a ti para ser un río que avanza hacia el horizonte
que nunca se detiene
pero que permanece como una cadena cristalina, sin fin.

Mejor volar y caer y volver a volar.
Convertirnos en el exceso de la fantasía,
en el placer detenido en un instante,
en un acto de magia,
de la punta de mis dedos.

Al verte mi imaginación crea hologramas
de tus deseos.

Nuestro amor es el mejor pretexto que tiene la  felicidad.

   © Ulises Casal



jueves, 18 de octubre de 2012

Tac-to

Se mece la cortina, 
y en el pensamiento
un beso se interrumpe
por el hueco del metal.

A través de una memoria
alcanzamos a recordarnos,
a sentir la frescura de la mañana,
el humo contenido en la garganta,
el filo de tus ojos clavado en la pared.

Alguien se acuerda que había sueños en mí,
el eco de sus ojos rojos muerde mi piel rasposa,
caemos, reímos y volamos, de sangre nos embriagamos,
de este lado no hay besos, ni calor, ni se mece por nada la cortina.

    © Ulises Casal


Te amo como loco

Hoy amanecimos juntos.
Reventé el amanecer por mirar tus ojos,
caminé con el silencio que moja mis pasos,
me fui al viento para ser tu respiro
y así dentro de ti tocarte el alma,
ver las constelaciones de tus lunares
rodeando tu alba,
la médula de los crepúsculos fálicos,
y el suelo que te ve venir caminar,
y el cielo que te mira de frente,
con los ojos más volubles que un incendio.

Soy tuyo,
cada minuto, cada movimiento, cada vez.
Como el alquimista que soy en tu memoria,
como el anhelo de lo inalcanzable que camina con nosotros:
soy de nosotros;
del deshielo de los cuerpos,
de las verdades desangradas en los gestos,
de esa simetría de los pensamientos
que nos tienen sujetos a sentirnos dentro.

Jamás le quites pétalos a los ojos que me florecen,
ni una pestaña al tallo, ni un solo menguante ni creciente.

Nuestros labios son cirujanos del alma,
cada vez que se tocan se disuelven,
es la fiesta de las Lunas, el ritual de los sabores y deseos,
ya hemos escrito el evangelio de los besos con nuestras bocas,
hemos hecho el amor como desquiciados,
tan extraordinariamente sobrehumanos
como el fénix que vuelve a nacer siempre de los dos.

Te amo como un loco, con toda la razón del universo.

       © Ulises Casal


lunes, 8 de octubre de 2012

Plegaria eucarística

"Un, dos, tres, por Dios que se esconde en una fantasía..."

Santa eres en verdad Razón, [enigma tartamudo]
fuente de toda sanidad. [candor de los cuerpos guturales]
Naturaleza, te pedimos santifiques los dones del cuerpo [amanecer de la memoria],
con la efusión de tu Espíritu, [caricia diamantina de tus labios, constante diluvio enardecido]
de manera que sea para nosotros [dueños de nuestro sentir]
el Cuerpo y Sangre solo Pasión, la nostra divinità. [el rubor de las mejilla en el infinito placer del cuerpo]
........................................... [la simbiosis universal]
La cual, cuando iba a ser entregada a la ternura [tímida desnudes de la flor imperial]
voluntariamente unida, [beso, labios... un beso]
Aquel hombre acepto su gracia infinita, [la envidia de los dioses]
tomó su cuerpo, dando gracias a la vida, [tenaz y lúgubre, fuego perenne]
lo acarició y dio a su amada [espejo misericordioso, panal sin reina] 
diciendo:

+
"Tomad y sentid,
porque éste cuerpo,
un cuerpo entregado a ti
porque este es el cáliz de la vida"
+

Del mismo modo acabada la entrega [ella alzó la voz como un rugido]
tomó el cáliz de su cuerpo y dando gracias [desnuda y húmeda como labio]
lo entregó a su amado [corazón orbitado en las venas - mórbido]
diciendo:

+
"Tomad y sentid,
porque este es el cáliz de mi sexo,
fuente de la unión nueva y eterna,
que será concebido para tu amor
y tus placeres,
con la adrenalina de los pecados,
haced esto en conmemoración mía"
+

Este es el sacramento de nuestra Fe

"Extasiamos hasta la muerte, y proclamamos la resurrección ¡Ven placer mío!"

Así pues Vida, al celebrar el memorial del amor [verso sublime, decantado]
y la resurrección del orgasmo, [delicioso virus de la perpetuidad]
te ofrecemos el pan de vida [fraternal abrazo]
y cáliz de la salvación [muerte en plenitud]
y te damos gracias porque nos haces dignos [como derecho de vida]
de sentirlo como humanos. [temor de Dios]

Por Amor, con él y en él, Santa Vida destino omnipotente,
en la unidad del pensamiento,
todo honor y toda gloria,
todo placer y felicidad,
por los siglos de los siglos.

Amén (se)

  ©Ulises Casal

"No creo en dios y no me hace ninguna falta" José Saramago
   




La nada

Un caballo baja despacito
por un camino sin piso,
se acerca a un árbol que flota
y la nada lo envuelve con su red
de felonía y angustia,
hay un hueco en su pupila,
el azote de una estrella que le grita,
el misterio descobijado por la médula
y un círculo vicioso de ansía...

Aparece un arco iris,
de nube a tierra como una escalera luminosa,
(es un blanco y negro de absurdo)
la nube se desvanece
la tierra se ablanda
la luz desaparece
como un pensamiento cada instante.

Vuelan sobre el cementerio
las almas aferradas a la nada,
las miedosas de la grloria
(el vértigo tiembla como 
una víbora apretando el cuello
de un conejo)...

... suave silencio...

...sshhh...

... Yo me quedo aquí,
como una película sin develar,
en la sombra, a solas,
donde solo permanece el vaho
de un sueño,
que me dovora los sentimientos
como una araña que come moscas
en su tela.

         © Ulises Casal



martes, 2 de octubre de 2012

La cura

"Mis manos dicen sí...
mis manos dicen no...
sí sí sí
no no no
y este cuento se acabó"

Y un alarido estremecía la tarde
como un relámpago...

los genes de un fantasma
cayeron como canicas
sobre un rosario...

La niña cantaba,
sin saber que mordía.

Se levantaron un par de soles
sobre sus pupilas
y la tragaron
como un dragón que come paja.

... la condena de la risa,
es que termina...

      © Ulises Casal



Aqua

Ven a nadar a mi cuerpo,
necesito que te sumerjas en mí,
lánzate a mi precipicio
desde lo más alto del faro,
- el que tiene tu pupila dilatada -
mi mar es de sangre dulce
la que se bebe como almibar,
mi corazón te espera 

como una isla

que ve pasar la Luna
como una bomba de jabón.

Hace tiempo tú naufragas
con tu excéntrico nado de sirena
acorralada en las costillas.

El sonido de mi piel 
es un rechinido almidonado,
de rugidos silenciosos
que se exasperan a una voz.

Soy mar.

Un tímido e intruso mar.

Olas calmadas,
rigen el destino que te espera
como un suspiro suave
al oído,
cuando te recuestas en mi pecho
sobre mi rojo caracol.

Tu eres un océano.
Pegado al ocaso.
Con rayos jineteando tu espalda
que refleja las estrellas.

Yo te acaricio en la brisa
como un titán que se enreda en tus entrañas,
y te bebo en un sorbo de avidez.

... siempre unidos...

Somos agua enfurecida,
un huracán labial...

      © Ulises Casal



Epitafio

Aquí yace el esperma de un hombre
que fue lobo y Luna,
que se multiplico en palabras
y tocó por un momento el horizonte.

     © Ulises Casal


Traspaso

Voy a tomar mi pastilla...

... no me esperen mañana,
tengo una cita con un doctor lejano...

... de vuelta a casa,
a cuestas, me pongo de pie como puedo,
tomo la silla por el respaldo,
me siento a ver la noche...

... la noche se ve blanca...

(Traspaso)

... del otro lado no hay luz,
pero hay un ayer y la vida...

(la Luna es negra)

    © Ulises Casal


lunes, 1 de octubre de 2012

Perpetuo

Asumo el vértigo
que la sonrisa hace volar
a la intemperie de tus brazos,
donde el lúgubre clavel de carne
se sacude en el morbo
de tocarte para escribirte
mi nombre en las arterias;
para escribir mi historia:
piel es el telón que se abre
ante nosotros
y me coloca como un títere
de una función tragicómica
para todo tu cuerpo,
tu cuerpo que mueve mis hilos
(¨...¨¨telaraña de violinista¨¨...¨)
como el viento que
hace mover las palmeras,
tus movimientos que solo
respetan mis emociones 
cuando caen 
por la lágrima de la pared
o por el fondo de tu mirada.
Tu cuerpo que mueve
cada rincón del cielo
como una sombra infinita,
en esa lluvia de tus ojos
que se llama luz.
Asumo el sabor de tu sangre
como la pintura
que colorea mis días
y la vitalidad de tus ojos
como una sonrisa leve
que se interpreta en la Luna.

     © Ulises Casal