Asumo el vértigo
que la sonrisa hace volar
a la intemperie de tus brazos,
donde el lúgubre clavel de carne
se sacude en el morbo
de tocarte para escribirte
mi nombre en las arterias;
para escribir mi historia:
piel es el telón que se abre
ante nosotros
y me coloca como un títere
de una función tragicómica
para todo tu cuerpo,
tu cuerpo que mueve mis hilos
(¨...¨¨telaraña de violinista¨¨...¨)
como el viento que
hace mover las palmeras,
tus movimientos que solo
respetan mis emociones
cuando caen
por la lágrima de la pared
o por el fondo de tu mirada.
Tu cuerpo que mueve
cada rincón del cielo
como una sombra infinita,
en esa lluvia de tus ojos
que se llama luz.
Asumo el sabor de tu sangre
como la pintura
que colorea mis días
y la vitalidad de tus ojos
como una sonrisa leve
que se interpreta en la Luna.
© Ulises Casal
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