Luna morbida

Luna morbida

martes, 25 de diciembre de 2012

Caja vacía

En mis ojos hay un corazón
que se dilata con tu mirada,
en mis ojos atraviesa la memoria 
con su andar clandestino
y detiene su peregrinar 
en la clausula de la melancolía.

¿Hace cuanto tiempo fue que nos fuimos?

Ahora divisamos que divisamos el mundo
caminos trazados con el carboncillo
de nuestro destino,
pienso que hay una gran posibilidad 
de estar equivocados.

Abrazamos nuestro inventado planeta
con nuestra existencia paralela y meridiana,
la licuamos y la dejamos correr
como el desperdicio de nuestra conciencia.

No estoy solo ni vacío ni acorralado,
soy un sorbo de buen vino que ha encontrado su catador.

Es de luz y la noche de la Luna entra por mi ventana,
se cuela como polvo por mis fosas
amanece en mis adentros una rabia contenida,
las fauces se estiran hasta el pecho
donde estoy refugiado desde hace tiempo.

Cuando duerma, quiero volver a ser la sangre
de tu hambre vampiresa, 
bébete mis sueños, hay veneno en mí
para acabar con tu malignidad prematura,
yo aún tengo la vida eterna
en las constelaciones de su alma,

Memoria, me moría y sobreviví.


© Ulises Casal




miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cuarto creciente

La muerte del segundo cigarrillo
revela un brillo tenebroso en la mirada,
parece que no hay nada en donde se sonroja la pupila
se lleva la saliva, la colilla del tabaco
el sabor es un recuerdo opaco.

El horrible sabor del paladar
detecta en su radar de cruel melancolía,
una bella melodía que calca en su cabeza un acertijo,
ahora recuerda lo que dijo en el alma de un verso
cuando desnudo el universo intentando no mojar la cama
donde se desnuda una dama con los ojos cerrados.

El insomnio delibera la caída del espejo
donde el mar se hace viejo y el corazón desvaría
con la noche se va el día, pero se abre la piel del cielo
y sonroja un cruel desvelo que de soledad cobija
la sonrisa de una hija o el recuerdo de un abuelo,
ella mira con recelo el cantar de su amante
que viste de diamante su pupila al saber
que el momento da placer y no hay ninguna
que mire como la Luna cuando te absorbe el silencio.

Somos cuerpos perennes los viajeros,
del destino pasajeros, que se encienden en un beso
que hace cenizas los huesos y hace volar el alma
sobre el mar en calma que habitan los recuerdos peces
el invierno prevalece y la avidez no alcanza
ni cabe una alabanza que condene despedidas
que nos hacen las heridas que duelen en las noches,
donde somos los reproches que se aferran extrañar
el volvernos a besar hasta que llegue otro día.

Yo te extraño y te espero, con mi cuerpo destendido
como un loco incomprendido que en tu corazón se enreda,
he subido la escalera para poner sobre tu techo
y mostrarte que he hecho, un faro que por tu amor
provoca el resplandor que brilla por mis ojos
y por tus labios rojos de dulce suavidad
te amo y es verdad, que tu también me amas,
el amor a los dos llama, y eso no es otra cosa
que la felicidad primorosa de amarnos más... todavía.

   © Ulises Casal





martes, 20 de noviembre de 2012

El cofre

Tiemblan las pestañas
con el primer paso,
no está tan lejos
y hay una epidemia de temor,
otro paso y sombras atraviesan 
las paredes de la retina
y un brillo tímido se asoma...

... estamos cerca...

las manos se postran en el cerrojo,
se abre el cofre
y el corazón.

Lo toma entre sus manos
y se mueve como escalofrío,
cierra los ojos
y calla... tiene miedo.

Se abre el cielo
lo toman entre unas manos
y un provoca
el temblor
como un escalofrío.

    © Ulises Casal


Constelaciones

Cuando busco el silencio
un verso me encuentra,
y cuando cierro mis ojos
aparece un recuerdo en un lado
y un rostro en otro,
una voz me susurra
y otro recuerdo aparece entonces,
veo niños abajo,
lunas y mosntruos de colores,
la humillación de un ídolo
la mirada de seis tigres,
la traición de un amigo
y un beso cometa se atraviesa;
veo los fantasmas de mis padres,
las goteras de mi casa
y un abrazo mientras lloraba;
una mariposa que divaga 
entre la osa y el reloj;
en lo más alto nos veo 
caminando en la lluvia
después de tanto extrañarnos;
un amigo y su cosmos de sangre,
otro amigo y su sin padre
una botella vacía
y la colilla de un cigarro
en la penumbra de la playa;
los olores insoportables
de un hospital
y las lágrimas de la Luna,
la sonrisa después del beso;
el pecado y el sigilo,
la sonrisa de imbécil
cuando te miro
el reencuentro,
la plegaria,
tú.

La memoria es una manjar
de constelaciones.

    © Ulises Casal


     

lunes, 29 de octubre de 2012

La propuesta

Puedes mirarte en mis ojos 
y sonreír mientras me observas,
tomar dulces momentos para alimentar tu caries;

pintarnos como enamorados
o abrazarme por horas mientras otros duermen.

Puedes tener lindos sueños,
imaginarnos de la mano
o jugar conmigo a intercambiar saliva:
hasta puedes compartir mi adicción a tus besos.

Puedes sentir tu vuelo a mi lado,
podemos caminar juntos sobre la Luna,
o entre pétalos de flores o sobre el mar.

Te propongo mi alegría y locura
como tu medicina contra la amargura,
mi andar como tu paso
y mis sueños como trinchera.

Puedes usar mi cuerpo cuando quieras:
te doy permiso de hacerme el amor y volar.

Puedes cantar por teléfono
o escucharme mientras duermes.

Te doy mis palabras y mis dedos,
porque tu boca es el control remoto
que puede hacer que te bese cuando quieras.

Puedes confiar en mí,
hacer travesuras y hasta tienes permiso 
de cachetadas.

Puedes formar parte del par romántico que imagino.

Puedes ayudarme a escribir
la mejor historia de amor jamás contada.

Puedes bailar, beber y drogarte de mí...
... como yo de ti.

Puedes ser vanidosa y alegre,
espontánea, adicta, sexosa,
eso puedes ser conmigo.

Conmigo puedes ser todo,
puedes hacer lo que sea,
puedes ser quien comparta mi placer.

Puedes tener a la persona 
que más te ha amado y siempre te amará.

Te propongo ser feliz conmigo
o ser infeliz sin mí.

    © Ulises Casal



Lo specchio

Ten cuidado, no toques esta triste imagen,
vestida de luto con oscuro traje,
rota y transparente como velo ciego:
ni aguda ni grave es la voz que entrego.

A través de tu mirada miro la mía,
frágil y voluble, ahora sin brillo.
Tu imagen despierta solo un suspiro
y la mía solo una triste melodía.

Vaya lágrima cuelga de mi pestaña,
padezco de ser el hombre que se engaña,
cuerdo o loco, ya no siento nada
mirada ya sin mí, no iluminada.

Siento mi piel rasposa como lija,
que mantiene escondidas heridas invisibles,
aunque mi rostro se aferra a una sonrisa
que pende de la cuerda de los momentos felices.

Dichoso día que te encuentro
valiente caballero del espejo.
La dicha de encontrar un amigo
es mía cuando tus ojos están conmigo.

Hoy ante tu grata presencia
abandonaré el recuerdo y ausencia
mi imagen ahora es tu reflejo,
tu sonrisa es más feliz que la mía,
dejemos de lado la melancolía
y ahora yo estaré tras el espejo.

      © Ulises Casal



El beso

Te mando un beso con el viento,
directamente a la esquina de tus labios:
un beso insinuador, de pocas palabras.

Te lo mando atravesando la pantalla,
rompiendo el aire de todos los que respiran
para sostenerlo con mi fe en tu piel,
para trazarlo poco a poco
con la esperanza de acercarlo al centro de tus labios,
recorrerlo con la mente desde el pliegue
en que se termina de formar tu boca,
tan suavemente que sientas un cosquilleo
o una caricia mía, como un escalofrío en tus labios.

Te beso desde aquí que no te miro,
exclusivamente a ti 
que no me ves cuando lo envío;
a tu boca que es el destinatario de esta carta
sellada con mi beso,
mi suspiro labial.

Espero abrir tu boca desde aquí
y meterme en ti como un susurro.

Quiero mover con mi beso
las fronteras de tu boca
y dejarte una sonrisa
como un volcán de lava dulce.

Déjame anidar mi beso en tu árbol de palabras,
juro recibir el fruto en esta tierra de mi boca,
la de tus raíces viscerales,
vaho de los secretos que nos guardamos.

Déjame pensar que tu me besas
cuando sonrías después de leerme,
cuando te enteres que te he extrañado,
porque cuando lo hagas
yo sentiré un escalofrío
en estos labios temblorosos
aunque no te vea y no me mires...

... y al final te darás cuenta que al leer ésto, tú ya me habrás besado...

     © Ulises Casal







lunes, 22 de octubre de 2012

No volveré

(A un pedazo de mi cuerpo que descansa en paz)

No volveré al lugar de las heridas,
las que erizan los arrebolados bellos de mis brazos,
ni al de las angustiosas fantasías
que se escandalizan con el relojito de papel.

Agotaré mi amor en un cuarto oscuro
donde no encuentre un camino duro o 
donde sólo haya una pluma con que charlar:
tal vez de versos y su precocidad,
tal vez de mí o de ti, o de lo que ya no hay.

No volveré a tocar tu pelo,
ni a velar tu sueño con recelo.
No volveré a sentir tu risa
tan suave y fría como la brisa.

Ya no me molestaré en buscar remedios,
los dejaré en el suelo para no regarlos más.
Tal vez un día escriba sobre el agua que los riegue
y florezcan soluciones que ya no necesitaré.

Ya no quiero ese árbol de tentaciones,
parcas, groseras y sin hojas de cal,
ya no volveré a merecer pasiones
que no pueda controlar.

Juro no volver a mencionar tu nombre,
con mis labios disueltos en cobre,
ni a recordar tus besos delirantes
con los que hice eternos los instantes.

Ya no volveré a arrepentirme de nada
(como ahora empiezo a hacerlo
al tu nombre no querer pronunciar).
Ya no recordaré aquellos besos cianurosos
que tal vez mañana empiece a extrañar,
como se extrañan los reversos y las pausas,
como el miedo extraña al temeroso.
Tal vez mañana no sea tarde,
tal vez algún nunca será posible,
para poder dejarte pasar como si nada,
o como si algo, o como si todo.

Ya no enjugaré ni una lágrima,
provocada por tu cansada lástima,
ni derramaré mi tacto agotado,
pues el tuyo yace en el piso más cansado.

Ya no me tomaré el tiempo,
lo cambiaré por un whisky o un ron,
no llegaré antes que tú para verte llegar,
removiéndote por el viento o la gravedad
o ellos removiéndose por ti.

Ya no te veré cuando te marches,
ni me lanzarás a quemarropa una mirada.
Ya no me verás como lo hacíamos,
para suerte de nuestro pequeño mundo cabal
o la mala fortuna de los demás.

Ya no sufriré mentira alguna,
mas tampoco miraré otra vez la Luna.
ya no me queda ni un suspiro
ni miradas turbias, solo el destino.

Ya no volveré a sentir dolor,
no volverá a dolerme el amor,
no volveré a sentir tanto placer,
cierto, extrañaré ser feliz,
porque después de morir,
ya no se vuelve a nacer.

     © Ulises Casal





Me gusta tu sonrisa

He dejado caer lágrimas por mi rostro,
gotas que humedecen la piel de la mejilla
mientras de a poco algo se seca por dentro.

A veces la angustia ha teñido
de incomprensible ceguera mi camino
y encerrado en mi mismo me maldije.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

A veces sin sendero ando a pie
quemándome  en el suelo en el que vivo
desilusionado de mi ángel de la guarda.

He encontrado en el sendero
inútiles recuerdos que hacen de mi cuerpo
el desperdicio de los días.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

De mis ojos brotan diario
lagañas como muros demenciales
que han impedido verme tal cual soy.

De mi desértica espalda
se levanta una infame muralla
construida en la primavera de mi vida.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

A veces mi voz es tan despiadada 
que pienso que ser mudo
no es mala idea.

Soy una escultura devastada 
de la figura humana,
tenue a la mirada de la estética.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

Vacilo con el diablo,
corto gargantas vírgenes
la tierra es el limbo de los poetas.

Juegan cartas con la vida,
le aposté mi corazón,
y me dejó tu beso suave.

Pero se desvanece la tristeza
convirtiéndose en ceniza
al simple tacto de la luz
de tu sonrisa.

Es tu paladar amor mío,
un verso encapsulado en miel,
y es tu piel mi alcoba y cocina.

Hay en mi mejilla una cicatriz
de hueca felonía, triste sentir,
vuelta de hoja, a la voz, tu melodía.

Mi gobierno está en tu boca,
el imperio de mis pasos
la fortuna de mis labios
dulce fiebre me provoca.

    © Ulises Casal



Corazón

En la boca me cabe su corazón,
el corazón es un grito,
un cometa de sangre,
el corazón es un enigma
y se pinta en la pared
para hablar de los recuerdos
como una sobredosis de placer...

En el pecho no cabe la boca
porque tiene sangre de otro corazón.

     © Ulises Casal


Primavera

(Hace tiempo... y luz)

La dama de las violetas
tocó mi rostro pueril, 
de inocente mirada y sueños mojados.

Yo no tenía nada y me sonrojó
con pánico escénico, 
y el parpado húmedo de mi morena
era el sostén de la esperanza.

Nunca las lágrimas caen en vano.
Hay un cementerio de lágrimas en la memoria.
Debajo de la tierra el mar 
hace un lavado de cerebro
a la inconsciencia, al abandono.

La mujer es una sorda convenenciera,
y en cambio, yo era silencio.
Las flores fuera de mi ventana me odiaban,
me miraban con su androceo odio de puta.
Tan hermosas y malditas,
tan fúnebres de cariño
hacían de las delgadas mejillas
un verso de Baudelaire.

(Voces voces voces)

Era temprano y máquina.
La noche era un jardín de diamantes.
Me asomaba despacio a la realidad,
para darme cuenta que era común,
tan común como una mentira.

Afuera las sonrisas son falsas,
en mi colchón el silencio era arrullo,
no hacía falta asomarme por la ventana.

La dama era una cabrona de sucia ternura.
(yo soy la salvación, no te preocupes...
me voy a aventar, lo haré)

He crecido con mis amigos de papel.
Cada uno con su equipo e historia.
Naturaleza muerta. 
Obra de arte de la imaginación
de un niño que extraño.

("I can´t get no satisfaction" 
me susurraba el fantasma
con un cuchillo en la lengua)

... también hace hambre, frío y dolor.

     © Ulises Casal


El faro

Me gusta el estremecimiento en la cima,
en los bordes de la aurora boreal
de tu tierna mirada.

Me gusta, por ejemplo,
el centellar de tu iris contra el mío,
desenvainar los ojos y clavarlos en ti,
y en mí a través de ti;
en la cima de nuestros cuerpos,
en la cima por encima de las cimas:
una mirada de calor,
cuatro ojos en la cúspide que se descarnan,
cuatro ojos homogéneos que se observan: la mirada.

Me gusta el instante de la mirada,
somos el faro de mi mar donde naufragan tus caricias,
desde tu cielo las estrellas se vuelven 
el rebaño de tu pastora Luna,
inextinguible, inagotable, perniciosa.

Me gusta izar nuestra mirada en el infinito,
dilatar las pupilas cuando se enredan,
fluir mis sentimientos desde tus pestañas;
ser cetro de la magia de nuestras miradas,
el áureo resplandor de la belleza,
hacer de los párpados una faena
de éxtasis incontenible
tan inaguantable
como un beso.

      © Ulises Casal


sábado, 20 de octubre de 2012

Inventario de un borracho

Estoy borracho,
me bebí todo el alcohol que pude,
me consagré con licor y estoy tranquilo.

Estoy borracho y escribo,
porque me gusta pensar que soy parte de mi historia
y la puedo contar de esta manera,
así por partes, por versos, por utopías.

Estoy borracho a propósito
de ser feliz,
de saber que a veces soy un hombre más allá de un número.
De escribir mi vida con mis actos
y darme cuenta que me gusta releer lo que ya he escrito.

Estoy borracho y no me importa,
soy ingenuo y pecador y a veces
me burlo de la puta madre de algún imbécil,
en mi demencial imaginación,
 y a veces, cuando no tengo un buen trago
me imagino uno y trato de embriagarme
cuando menos un poquito.

¡Que no me muera nunca!
Me amo a mi manera,
amo la vida y el dolor y las caricias,
lo palpable y esperanzador, 
amo sentir en toda la extensión de la palabra.

Me amo cuando lloro por nada o por todo
o por cualquier cosa
y amo llorar como un niño.

Me amo ebrio, me amo encabronado, 
me amo cuando estoy solo
me amo cuando amo

Soy un borracho feliz, 
que vino al mundo a salvar una vida,
no sé cual pero lo haré.

     © Ulises Casal


Pretexto

Mejor el cielo descubierto por tus ojos
que una lágrima de ausencia.
A tu lado me acuesto en la memoria
a contemplar las formas de las nubes,
nubes de besos,
nubes de alcobas,
nubes de Lunas inyectadas en la piel.

Cada segundo a tu lado
hace que mi cuerpo pierda su estado
y de pronto me mantengo sólido y fuerte
y enseguida me derrito
y me convierto en agua dulce
o sangre azucarada,
a veces me convierto en vapor
que transpiras con tu cuerpo pegado al mío.

A veces me transformas en el vértigo libidinoso
de una sombra que se pierde en la noche
como si fuera un precipicio.

A veces me transformas en fe
y mirando al cielo me desvanezco en una plegaria,
un rezo que atraviesa las paredes y los cuerpos,
para cuidar de ti.

Contigo la gravedad se vuelve agua
y me uno a ti para ser un río que avanza hacia el horizonte
que nunca se detiene
pero que permanece como una cadena cristalina, sin fin.

Mejor volar y caer y volver a volar.
Convertirnos en el exceso de la fantasía,
en el placer detenido en un instante,
en un acto de magia,
de la punta de mis dedos.

Al verte mi imaginación crea hologramas
de tus deseos.

Nuestro amor es el mejor pretexto que tiene la  felicidad.

   © Ulises Casal



jueves, 18 de octubre de 2012

Tac-to

Se mece la cortina, 
y en el pensamiento
un beso se interrumpe
por el hueco del metal.

A través de una memoria
alcanzamos a recordarnos,
a sentir la frescura de la mañana,
el humo contenido en la garganta,
el filo de tus ojos clavado en la pared.

Alguien se acuerda que había sueños en mí,
el eco de sus ojos rojos muerde mi piel rasposa,
caemos, reímos y volamos, de sangre nos embriagamos,
de este lado no hay besos, ni calor, ni se mece por nada la cortina.

    © Ulises Casal


Te amo como loco

Hoy amanecimos juntos.
Reventé el amanecer por mirar tus ojos,
caminé con el silencio que moja mis pasos,
me fui al viento para ser tu respiro
y así dentro de ti tocarte el alma,
ver las constelaciones de tus lunares
rodeando tu alba,
la médula de los crepúsculos fálicos,
y el suelo que te ve venir caminar,
y el cielo que te mira de frente,
con los ojos más volubles que un incendio.

Soy tuyo,
cada minuto, cada movimiento, cada vez.
Como el alquimista que soy en tu memoria,
como el anhelo de lo inalcanzable que camina con nosotros:
soy de nosotros;
del deshielo de los cuerpos,
de las verdades desangradas en los gestos,
de esa simetría de los pensamientos
que nos tienen sujetos a sentirnos dentro.

Jamás le quites pétalos a los ojos que me florecen,
ni una pestaña al tallo, ni un solo menguante ni creciente.

Nuestros labios son cirujanos del alma,
cada vez que se tocan se disuelven,
es la fiesta de las Lunas, el ritual de los sabores y deseos,
ya hemos escrito el evangelio de los besos con nuestras bocas,
hemos hecho el amor como desquiciados,
tan extraordinariamente sobrehumanos
como el fénix que vuelve a nacer siempre de los dos.

Te amo como un loco, con toda la razón del universo.

       © Ulises Casal


lunes, 8 de octubre de 2012

Plegaria eucarística

"Un, dos, tres, por Dios que se esconde en una fantasía..."

Santa eres en verdad Razón, [enigma tartamudo]
fuente de toda sanidad. [candor de los cuerpos guturales]
Naturaleza, te pedimos santifiques los dones del cuerpo [amanecer de la memoria],
con la efusión de tu Espíritu, [caricia diamantina de tus labios, constante diluvio enardecido]
de manera que sea para nosotros [dueños de nuestro sentir]
el Cuerpo y Sangre solo Pasión, la nostra divinità. [el rubor de las mejilla en el infinito placer del cuerpo]
........................................... [la simbiosis universal]
La cual, cuando iba a ser entregada a la ternura [tímida desnudes de la flor imperial]
voluntariamente unida, [beso, labios... un beso]
Aquel hombre acepto su gracia infinita, [la envidia de los dioses]
tomó su cuerpo, dando gracias a la vida, [tenaz y lúgubre, fuego perenne]
lo acarició y dio a su amada [espejo misericordioso, panal sin reina] 
diciendo:

+
"Tomad y sentid,
porque éste cuerpo,
un cuerpo entregado a ti
porque este es el cáliz de la vida"
+

Del mismo modo acabada la entrega [ella alzó la voz como un rugido]
tomó el cáliz de su cuerpo y dando gracias [desnuda y húmeda como labio]
lo entregó a su amado [corazón orbitado en las venas - mórbido]
diciendo:

+
"Tomad y sentid,
porque este es el cáliz de mi sexo,
fuente de la unión nueva y eterna,
que será concebido para tu amor
y tus placeres,
con la adrenalina de los pecados,
haced esto en conmemoración mía"
+

Este es el sacramento de nuestra Fe

"Extasiamos hasta la muerte, y proclamamos la resurrección ¡Ven placer mío!"

Así pues Vida, al celebrar el memorial del amor [verso sublime, decantado]
y la resurrección del orgasmo, [delicioso virus de la perpetuidad]
te ofrecemos el pan de vida [fraternal abrazo]
y cáliz de la salvación [muerte en plenitud]
y te damos gracias porque nos haces dignos [como derecho de vida]
de sentirlo como humanos. [temor de Dios]

Por Amor, con él y en él, Santa Vida destino omnipotente,
en la unidad del pensamiento,
todo honor y toda gloria,
todo placer y felicidad,
por los siglos de los siglos.

Amén (se)

  ©Ulises Casal

"No creo en dios y no me hace ninguna falta" José Saramago
   




La nada

Un caballo baja despacito
por un camino sin piso,
se acerca a un árbol que flota
y la nada lo envuelve con su red
de felonía y angustia,
hay un hueco en su pupila,
el azote de una estrella que le grita,
el misterio descobijado por la médula
y un círculo vicioso de ansía...

Aparece un arco iris,
de nube a tierra como una escalera luminosa,
(es un blanco y negro de absurdo)
la nube se desvanece
la tierra se ablanda
la luz desaparece
como un pensamiento cada instante.

Vuelan sobre el cementerio
las almas aferradas a la nada,
las miedosas de la grloria
(el vértigo tiembla como 
una víbora apretando el cuello
de un conejo)...

... suave silencio...

...sshhh...

... Yo me quedo aquí,
como una película sin develar,
en la sombra, a solas,
donde solo permanece el vaho
de un sueño,
que me dovora los sentimientos
como una araña que come moscas
en su tela.

         © Ulises Casal



martes, 2 de octubre de 2012

La cura

"Mis manos dicen sí...
mis manos dicen no...
sí sí sí
no no no
y este cuento se acabó"

Y un alarido estremecía la tarde
como un relámpago...

los genes de un fantasma
cayeron como canicas
sobre un rosario...

La niña cantaba,
sin saber que mordía.

Se levantaron un par de soles
sobre sus pupilas
y la tragaron
como un dragón que come paja.

... la condena de la risa,
es que termina...

      © Ulises Casal



Aqua

Ven a nadar a mi cuerpo,
necesito que te sumerjas en mí,
lánzate a mi precipicio
desde lo más alto del faro,
- el que tiene tu pupila dilatada -
mi mar es de sangre dulce
la que se bebe como almibar,
mi corazón te espera 

como una isla

que ve pasar la Luna
como una bomba de jabón.

Hace tiempo tú naufragas
con tu excéntrico nado de sirena
acorralada en las costillas.

El sonido de mi piel 
es un rechinido almidonado,
de rugidos silenciosos
que se exasperan a una voz.

Soy mar.

Un tímido e intruso mar.

Olas calmadas,
rigen el destino que te espera
como un suspiro suave
al oído,
cuando te recuestas en mi pecho
sobre mi rojo caracol.

Tu eres un océano.
Pegado al ocaso.
Con rayos jineteando tu espalda
que refleja las estrellas.

Yo te acaricio en la brisa
como un titán que se enreda en tus entrañas,
y te bebo en un sorbo de avidez.

... siempre unidos...

Somos agua enfurecida,
un huracán labial...

      © Ulises Casal



Epitafio

Aquí yace el esperma de un hombre
que fue lobo y Luna,
que se multiplico en palabras
y tocó por un momento el horizonte.

     © Ulises Casal


Traspaso

Voy a tomar mi pastilla...

... no me esperen mañana,
tengo una cita con un doctor lejano...

... de vuelta a casa,
a cuestas, me pongo de pie como puedo,
tomo la silla por el respaldo,
me siento a ver la noche...

... la noche se ve blanca...

(Traspaso)

... del otro lado no hay luz,
pero hay un ayer y la vida...

(la Luna es negra)

    © Ulises Casal


lunes, 1 de octubre de 2012

Perpetuo

Asumo el vértigo
que la sonrisa hace volar
a la intemperie de tus brazos,
donde el lúgubre clavel de carne
se sacude en el morbo
de tocarte para escribirte
mi nombre en las arterias;
para escribir mi historia:
piel es el telón que se abre
ante nosotros
y me coloca como un títere
de una función tragicómica
para todo tu cuerpo,
tu cuerpo que mueve mis hilos
(¨...¨¨telaraña de violinista¨¨...¨)
como el viento que
hace mover las palmeras,
tus movimientos que solo
respetan mis emociones 
cuando caen 
por la lágrima de la pared
o por el fondo de tu mirada.
Tu cuerpo que mueve
cada rincón del cielo
como una sombra infinita,
en esa lluvia de tus ojos
que se llama luz.
Asumo el sabor de tu sangre
como la pintura
que colorea mis días
y la vitalidad de tus ojos
como una sonrisa leve
que se interpreta en la Luna.

     © Ulises Casal





lunes, 24 de septiembre de 2012

La función

Se abre el telón
y todo lo furtivo se encandila en la ciencia rosada,
mi alma corre a buscar tu paradero,
tu presencia imperante y tus ojos color galaxia.

Es tu sonrisa la que me transforma
en un globo aerodinámico,
y tus matices, 
esos detallados movimientos de tango
han tomado por asalto tu cuerpo
que se avivan a mi mirar.

No quiero perder tiempo sin ti.
Trágame con un beso esquizofrénico,
y hazme tuyo de un vistazo,
necesito verte volar,
tomarte el rostro con la avidez 
con la que se puede sostener la electricidad,
déjame sentir con mis mejillas
esas manchas fresa de las tuyas,
atragantarme de tus labios
dejarlos ser serpientes,
dejarlos inyectarnos el veneno más dulce,
el veneno de la vida.

Permíteme tocar tu cuello,
solo un momento tocarlo,
dejar llover mis dedos sobre él.
Que mi tarantula palma presione 
con la ternura de mis ojos conmovidos
tus hombros de duna movida por la Luna.

Son tu manos es oasis de este peregrino.
Y luego dejarlas evaporar lentamente,
que el respiro de mi tacto suba
por tu poderosa tez.

Déjame enjaularme en tus entrañas,
que sean tus suaves pechos
las islas en que quiera naufragar.
Y ser después el ciempiés que escale tu vertebra
y deje caer mi dedo indice como gota de miel,
y que me permitas rodearte como anillo Saturno,
y hacerme sentir que tu ombligo
el centro de los cielos.

Tan pura y cristalina
beberte con las yemas tus oceánicas caderas,
para debatirme en la premura de la utopía
de tu pubis escapulario,
detenerme a saber que existo,
desprenderme de mi mismo 
hacerme lazo ya amarrarme
fuertemente un brazo en tu pierna,
diluirme en tus rodillas
y acompañar tus muslos con mis brazos.

En el suelo estoy,
preparando la embestida.
te reemplazo los tobillos por espejos
y te dejo ir al infinito 
con tus alas de horizonte.

Te dejo volar hasta tus sin límites
y yo te sigo,
me dejo llevar por tu magnetismo,
por tu milagroso existir,
juntos, pegaditos, hasta el alem.

Se cierra el telón,
buenas noches,
mañana hay otra función.

    © Ulises Casal


Decadente

Así esta la noche: tibia (ni de aquí ni de allá).

El rescoldo de un cigarro 
se convierte en una membrana,
en un parásito cauto que saca de la mollera
un péndulo sonrojado por las tinieblas.

Mi columna vertebral fue un termómetro indeciso
y a vees me flta lguna letr ...
y es la sintaxis un verdadero problema de entendimiento.

La serpiente zigzaguea en mi vientre
y mi cuerpo es dócil a la tortura,
una ligera capa de cristal 
en el que hago figuritas tristes,
empañándome de vaho nítido,
vapor de la conciencia 
la enigmática.

De pronto cuando estiro mis brazos
ya es primavera,
y todo crece con un hermoso jardín
me crece el corazón
y lo escucho rechinar,
y rechina un árbol que nace espontáneo,
y un beso salvaje me sorprende...

... como una llama en la punta de la montaña.

Hace falta ser más que hombre,
un tubérculo o una servilleta pienso,
un elixir de paciencia que nos haga invencibles.

Por alguna parte de mí se escuchan caer
gotitas de litio que duelen.
La piel tiene heridas de extrañar,
tengo hambre y me sobra sombra,
me falta piso o pies,
caigo, sigo cayendo,
la tierra me absorbe a su alma
mientras la mía
sin opción
vuela
como un fantasma
hacia el infinito mirar de la Luna.

         © Ulises Casal



domingo, 23 de septiembre de 2012

Emunah

Es hora de despertar, 
con un codo raspado por la caída de un sueño,
a veces no se puede hacer nada más
que esclavo de tus propias miserias
a veces no se puede s...

Y tan en cambio, 
el movimiento de una hoja de papel,
el zumbido de una felonía
o la transgresión de un verso 
cultivado en la tierra profana de la rabia,
se recogen uno a uno
como flores uniformadas para un ramo,
como rayas de una corbata
que lleva el perfume de una mujer:
la mujer.

Cierro los ojos para ver mi propia tortura,
la decadencia de un respiro
desorbitado, desencajado, tenue
el aire de un respiro sin atmósfera.

Me gustan las cosquillas cuando me las haces tú.

Es de noche y la angustia se bebe de un sorbo
un martini de durazno,
mientras el rubor de tus mejillas
le da una bofetada a la consciencia,
y es la sangre un arma cristalina
y la costra de la piel es otra piel olvidada,
la que no funciona,
la que no funciona,
la que no sirve como no sirven los huesos de las frutas,
los huesos que dan más frutos, a veces no sirven,
y a veces no sirve la voz para describir un sentimiento
a veces no sirve para nada la voz
y piensas que da igual que un caníbal te saque la lengua
con su propia boca;
y así las cosas que no sirven se acumulan en un cuarto viejo
sin paredes, sin cobijo, sin nada,
y somos fantasmas de ternura y lástima
los que nos defendemos de la realidad
la distorsionada y perra realidad.

Y a veces cuando se llora y se extraña
cae en la primer gota la migraña, como verso triste.
y a veces cuando se llora y te duele
somos tan expresivos como un mimo, turbios,
y a veces cuando se llora y se sufre
es la lejanía y el silencio la paz y la muerte.

Los perros ladran al espejo y no saben porque;
(la nada se mueve dentro de mis ojos cerrados
y me hace vomitar)
amanece más temprano,
y sigo extrañando la vida 
la que no estaba vacía
y me despedazo en la trinchera del absurdo,
y me escupo un pensamiento sincero
y te extraño, por todos los dioses que te extraño.

Luego te escucho decir mi nombre
y resisto, hay una razón...

     © Ulises Casal



jueves, 20 de septiembre de 2012

Unos

Un tigre enjaulado en una mirada,
una ventana, un gesto,
un coraje, un cielo blando, 
una luna colgada al cuello,
un nice to meet you falso
un quizás, un pronto,
un abrazo, una fotografía en decadencia.
Un olfato, un sueño, un sonrojo,
un puchero, un intento,
un delirio (el mismo), un fanático, 
una hora, un sollozo, una caricia, 
una pausa, una idea, una entrada,
un corazón, un destierro, un fantasma.

Una lágrima, una pluma, una flor amarilla,
un paso, un botón, un esperma, un saludo,
un discurso, un engaño, una frase, un regalo,
una canción, una araña, un rencor,
un cobarde, una locura, un instante, 
un ayer, un puño, un silencio,
una fotografía, un absurdo, una cuchara,
un hasta mañana, una gota, una nube,
un grito, un secreto, una puerta, 
una almohada, un perro, 
un berrinche, un porque, una muerte,
un si quiero, un anciano enamorado,
un artista, una voz estúpida, 
un labio, una cobija, un deseo,
un producto, un viajero, una Luna (solo una),
un espacio, una célula, un pan,
un milagro, una tierra, un aplauso,
una compañía, un diluvio, un náufrago,
un mago, un lobo triste, un cobarde,
un perfil, un peón, un balón, 
un tesoro, una broma,
un orgasmo, un horizonte... un te amo...

... unos de los inicios de un día.

         © Ulises Casal



lunes, 17 de septiembre de 2012

Cuando tu no estás

Una mujer habla dentro de mí
su voz me recorre de oído a oído
como un péndulo .

Sabe a tu nombre su sonrisa.
Cuando no estas, aparece,
a veces detrás de mí, como una sombra
pero no es sombra,
a veces aquí en la parte de mi pecho 
que ya conoces tibia,
y es un eco la leve duda
que se viste de gala y de ti 
y me dibuja tu rostro en la cabeza,
como una fecha de caducidad
hasta que llegas
nuevamente, altiva,
con tu manada de belleza
que deja pedacitos de dulzura a la nada
como luciérnagas fantasmas de tus dientes.

En camino a algún lugar,
la mujer se me aparece
con una sonrisa acurrucada en la boca,
de pie con un vestido negro irresistible,
de mágica sombra que me seduce
apenas levanto la mirada
viéndola venir por el pasillo,
o los pasillos, o las camas, o los tocadores,
o los espejos de los tocadores, 
o las camas, o los silencios,
o por el piso, ya sin vestido.

Luego cuando de paso estoy por la Luna,
a cada paso vibra un trozo de tu vocesita
turbia como anzuelo, como frenesí que me disuelve,
que me ciela, como te cielo;
cuando paso por la Luna
cada paso te deja una huella en el rostro
y me gusta visitar tus lunares,
sentarme en el pómulo derecho a ver tus pestañas
y esa galaxia que tienes en la pupila
y esa pupila que tienes en la voz 
de esa mujer que se me aparece cuando tu no estas.

Incluso, cuando leo el periódico,
leo los artículos y las notas y los foto reportajes,
con esa voz que tapizada de tu color,
y pasó del día de la Luna
a los deportes, y a la información del sector salud,
y la cultura
y la leo con tu voz
o con tu sonrisa
o la de la loca mujer que no escapa de mí.

Vaya mujer estampa,
mujer maga que hace aparecer fotografías 
en la mirada como un álbum de nuestra historia,
y me hace ver el resto del mundo más hermoso
cuando tu no estas,
que cabe en un parpadeo
que se respira
que se absorbe
que se sonríe para sí misma por medio de mí
y me llena de calidez en el centro de mi universo pecho;
vaya mujer transgresora, que secuestra tu imagen 
y me hace extrañarte con la lucidez exquisita
cuando tu no estas,
vaya mujer 
con olor tan tuyo, (inodora)
con sabor a ti, (insípida)
con tu imagen, (incolora, invisible).

Vaya mujer
tan tú ausente, tan reluciente,
tan tú, 
que cuando sí estas
se vuelve tu carne
y se teje con los hilos de tu piel
una apariencia como la tuya
que jamás podrá compararse
con tu presencia.

    © Ulises Casal



Utopía

Es de suelo el pan que comen los esclavos,
tigres que cierran sus ojos decadentes
para soñar con oasis de ternura,
enfermo citadino, huele la palma de mi mano
y come un beso tatuado con lápiz labial.

Se nos acaba el tiempo, tiembla la furia,
resucitan los océanos de imaginación 
al tercer día de un ocaso psicodélico,
donde un sol meditabundo 
amanece a 90 grados y apenas se siente calor;
¡que la fortuna nos salve de la paciencia!
la transparencia se esta cuarteando:
y nacen arboles de cuarteaduras
(y nacen caminos cuarteados,
y nacen truenos en un cristal)
Venus se asoma al vientre de Zeus
y arroja una bocanada de suave terror
que se disuelve en caricias que carecen de carne.

Yo me ofrezco a ser altar,
divina imagen de bastardo iluminada de sangre,
sangre derramada pura y eterna
hecha para cometer los mejores pecados.

Hoy brillan las estrellas como luces de barcos
que no tienen destino,
y la Luna es un faro que se enciende 
a la orilla del horizonte donde esta la utopía
descalza y con tiempo tiempo de zozobra;
mientras tanto, en la otra dimensión
en la parte negativa del suelo,
hay millones de gente que sonríe
y su cabeza se hace humo
y vuelan como imaginantes,
reemplazan deseos por voluntades
y por las noches,
lejos de sentir frío o calor,
sueñan... tienen pesadillas...
tienen la utopía 
de sentirse ilusionados.

     © Ulises Casal



lunes, 10 de septiembre de 2012

Bienvenida

Y a veces cuando la calma es mucha
la impaciencia es el mejor presagio,
después de la espera el momento mágico se abre
como un capullo de luciérnaga,
y salen manos de la tierra para recibirte,
para acariciar tus pies a tu paso,
y le salen ojos a las paredes
y a la escaramuza del viento maltratado,
y hasta los caminos tristes te reciben
con la más sutil sonrisa de la codorniz,
el cielo se alza al infinito
para dar paso a la luz imperial,
la luz de un gesto encarnado en sonrisa,
esa mueca deliciosa de tu cara
que escondida parecía alejarse de este mar
y caía despacio al horizonte
como una carabela que se aventura
a ver si la tierra es cuadrada.

A tu vuelta soy peligro,
cáliz de la sangre derramada
aurora del silencio,
victima de la tertulia que te extraña.
A tu vuelta te espero en tu casa
cálido rincón que palpita en mi pecho
por el que siento que se mueve el mundo
y se desdibuja si tú lo pides
y se ilumina si tú sonríes,
porque yo estoy hecho de tu barro,
de tus entrañas que vibran exquisitamente.

Aúllo, me extasío, me sonrojo, me disperso,
me revuelco, vuelo, te recibo,
en la entrada del desierto
con el último vaso de agua
para aliviar tu regreso.

Bienvenida a este océano
que te recibe como mereces:
abriéndose a tu impetuoso paso.

     © Ulises Casal



domingo, 15 de julio de 2012

Amo lo nuestro

Hay noches que se guardan para nosotros,
en alguno de tus pliegues o en mis manos sobre ellos,
o atravesando el cielo
donde se mueven tus lunares por todo mi cuerpo,
tu cielo que es la piel donde me estremezco;
ya sea en tu pecho donde me recargo a ver tus estrellas
o la cara de la Luna que me muestras cuando te veo.


Muevo el aire a la conveniencia de nuestros besos,
obras de arte que se hacen con los labios
para no perder la esperanza de nuestro mundo.


Quiero ivernar entre tus piernas
(sentir tu suave y majestuosa desnudez,
como la lírica más precisa
que pueda pronunciar un verso
que no sale de nuestros ojos
mientras nos quedamos quietos)
el sabor que han fabricado mis colmenas,
la miel que se desprende de ti para sudarme,
el néctar de tu ser,
el sudor extraviado de nuestros sentidos desorbitados.


Amo que me pierdas en tu cabello
y que en el paso de mis sensaciones
me tope con los hermosos pensamientos
que tatúas con tu voz en el crepúsculo de nuestros gestos.


¿Me devoras?
Justo ahora llévame a ti para bientocarme,
a saborearme luces que salen de nosotros
como una misma luz,
que no se guarda para los amaneceres o los secretos;
llévame a algún lugar para desnudarnos
con la boca, con los muslos, con los ojos
y con aquella poesía que se me antoja comer a besos
o a palabras que ahora lees,
o a sentimientos que ahora vibran,
palpitando como el magnetismo de los fuegos imantados;
los incendios que nos consumen en caricias,
en momentos donde no nos importa quemar todo el mundo.


Amo los sentimientos que nos rodean...
¡Te amo a pesar de todo!
¡Amo lo nuestro!
¡Te amo!


          © Ulises Casal







miércoles, 11 de julio de 2012

Mi(e) regalo

Te regalo una sonrisa;
cuélgala en la pared de tu memoria.


Te regalo un abrazo
para que lo pongas sobre tu almohada.


Te doy cuatro letras
para que conquistes el cielo;
colócalas entre tu nombre.
Y te doy palabras dulces 
para que las comas en silencio.


Toma mi locura como 
tu reloj y pulso;
te ofrezco mi razón
para que la busques en tu frente.


Te regalo un beso
escondido en tu brillo labial.


Toma mi regalo, míralo a los ojos.


Quisiera que tomaras mis pasos
y los siguieras para que me encuentres.
No tengo nada más que darte:
!mis alas, mi alma, mi locura¡


Te regalo mi Luna
para que te reflejes en ella.
Te doy mi corazón envuelto en piel y sangre:
procura ponerlo junto al tuyo.
Lleva un moño enrollado de mis manos
para que lo quites con las tuyas;
y va adornado de caricias
para que las deslices en tu pelo.


Toma mis ojos como espejo,
mira a través de ellos.
Tira la envoltura del amigo
recibe como regalo un te amo.


        © Ulises Casal










martes, 10 de julio de 2012

Nacer

Nace la vida de un sueño tuyo.
Nace mi vida de tu lágrima roja.
Nazco de tu fe, tu lástima y orgullo.
Nazco cuando tu lágrima a mi piel moja.


Nazco de una cicatriz que quema
como quema el rencor cuando cae el ocaso,
nazco de tu prendedor, de tu diadema,
Nazco del perdido recuerdo de tu abrazo.


Nazco de la noche sucia de nubes,
de la Luna reflejada en tu ojos
nazco de la espina que en tu pecho cubres
de la melancolía, de tus labios rojos.


Nacemos de las miradas ajenas
nacemos del suspiro y del calor,
nacemos de tus arterias y mis venas
de las estrellas, el barro y el amor.


Naces de tu puerta entrecerrada,
naces del viento que ayer perdí,
naces de mi mirada enamorada,
naces cuando muero, naces para mí.

        © Ulises Casal